Janira Sánchez, odontóloga, sobre los dientes ásperos: "Eso que notas es una gruesa capa de bacterias"

La salud bucodental va mucho más allá de una sonrisa bonita: es clave para prevenir enfermedades relacionadas con las encías. Además, también es importante para cuidar nuestra salud en general. Diversas investigaciones, como las realizadas por la Universidad de Harvard, han demostrado que una higiene dental deficiente puede relacionarse con problemas cardiovasculares y enfermedades crónicas. Sin embargo, muchas personas no prestan suficiente atención a los pequeños signos de alerta que envía la boca, como la sensación de rugosidad al pasar la lengua por los dientes.

Esa textura áspera, que muchos consideran una simple molestia, podría derivar en algo más serio. La odontóloga Janira Sánchez, con más de diez años de experiencia, ha querido lanzar un mensaje claro desde sus redes sociales para concienciar sobre la importancia de detectar estos avisos a tiempo. “¿Te notas los dientes ásperos como una lija? No es tu imaginación, te explico por qué es. Eso que notas es una gruesa capa de bacterias que se pone encima del diente. Es del mismo color, por eso no lo ves, pero lo notas”, ha explicado la especialista.

Una simple solución

Lo que muchas personas perciben como una simple rugosidad es, en realidad, una acumulación de placa bacteriana. Esta capa, aunque imperceptible a simple vista, puede tener consecuencias graves si no se elimina con una correcta higiene. Según Janira Sánchez, “esta capa puedes eliminarla cepillándote los dientes todos los días”. Si no se elimina a tiempo, se endurece y se transforma en sarro, una acumulación mucho más difícil de tratar que solo puede eliminarse en la consulta del dentista.

La formación de sarro no solo afecta al aspecto estético o al aliento, sino que puede ser el inicio de patologías periodontales como la gingivitis o la periodontitis. Estas enfermedades no solo inflaman las encías, sino que también comprometen el hueso que sostiene los dientes, lo que en fases avanzadas puede llevar a la pérdida de piezas dentales.

Los expertos siempre recomiendan cepillarse los dientes al menos dos veces al día durante dos minutos, prestando atención a zonas clave como la línea de las encías, la cara interna de los dientes y la lengua. Los movimientos deben ser suaves y circulares, evitando la presión excesiva que puede dañar el esmalte. Además del cepillado, el uso de hilo dental es fundamental para alcanzar las zonas donde el cepillo no llega. Las visitas periódicas al dentista completan esta rutina de cuidado, permitiendo detectar cualquier anomalía antes de que se convierta en un problema mayor.